Los neumáticos son considerados parte de los elementos de seguridad de un camión, por ende, es indispensable estar al pendiente de su mantenimiento. En muchos casos, nos damos cuenta de que una llanta estaba en mal estado solo cuando sufre un reventón, una situación que además de incómoda, resulta peligrosa para la seguridad vial.
Entre los factores más importantes que se deben considerar están:
Ahora bien…
Por normativa general, los neumáticos de los camiones de carga pesada deben durar un promedio de 50.000 a 75.000 kilómetros, un valor que equivale a unos 4 o 5 años desde que son montados. Sin embargo, existen algunos factores que podrían afectar considerablemente su vida útil, tales como:
Es importante que consideres neumáticos de calidad y acorde a las necesidades de tu camión, ya que, además de ser elaborados para tener mayor soporte (por el tipo de servicio que prestan), tienen que ajustarse al peso total del vehículo, las rutas por las que transita y la medición de los neumáticos que recomienda el fabricante utilizar.
Evidentemente, conducir de una forma brusca y agresiva tiene sus consecuencias en toda la operatividad del vehículo, incluso en los neumáticos, haciéndolos desgastarse más rápido de lo que deberían.
Luego de los 6 años, es necesario el cambio de neumáticos, esto se debe a que luego de este tiempo, empieza el proceso que se conoce como “putrefacción seca”, una forma de descomposición de los materiales.
La temperatura por donde usualmente transitas también juega un papel importante en la duración de los neumáticos, por ejemplo:
Una forma de sacarle el máximo provecho a los neumáticos es realizar el mantenimiento de rutina, esto no solo garantiza la vida útil de esta pieza, sino también el funcionamiento en general de todo el vehículo.
En el caso de los neumáticos comprende:
En general, los neumáticos de tu camión deben cambiarse cada 6 años o si durante el mantenimiento regular te das cuenta de desperfectos como desgaste desalineado del neumático o en la banda de rodadura, ya que esto, además puede producir problemas de equilibrio, mayor sensibilidad a los pinchazos, acelerar el desgaste o dificultad para frenar.